¡¡ BIENVENIDO-A AL BLOG DE LA UJCE-RT !!

Entre los años 1975 y 1978 coincidimos en Jerez y en Juventudes Comunistas un numeroso grupo de gente. Nos hemos buscado durante meses. Entre ex militantes y simpatizantes de entonces, más algunos grupos de camaradas de ciudades cercanas llegamos a formar una lista de casi noventa personas, de las que cincuenta nos hemos reunido el Sábado 27 de septiembre de 2008... Así empezaba nuestro blog, pero ahora eso ya es historia...

domingo, 3 de agosto de 2008

Sin noticias de Inti Illimani


Seguro que todos-as recordamos el chasco que nos llevamos aquella mañana de domingo en que los Inti Illimani debieron aparecer y no aparecieron en aquel concierto que organizamos las Juventudes Comunistas de Jerez en los Jardines del Bosque. Aquel misterio sigue irresuelto, convertido en un verdadero expediente X de nuestra particular historia. En un intento de resolverlo del modo más directo posible, es decir preguntándole a los propios Inti Illimani, un miembro del Comité Local de la UJCE-RT entró en el libro de visitas de la web del grupo en una madrugada insomne del pasado 11 de junio y se le ocurrió escribirles el texto que a continuación se reproduce.

Hace poco más de treinta años recibimos en la sede del Partido Comunista de España en Jerez de la Frontera (Cádiz) la noticia, confusa no sólo por los años transcurridos, de que los Inti-Illimani nos vendrían para vestir de gala un mitin fiesta, más fiesta que mitin por la envergadura mítica de quienes supuestamente se nos ofrecían para amenizarlo.

El reto de organizar aquel acto lo asumimos la organización local de las Juventudes Comunistas de las que yo formaba parte entonces. Aun recién salidos de la clandestinidad (Franco estaba todavía casi caliente en su tumba), éramos una organización viva y capaz. Logramos en tiempo récord imprimir unos modestos pero abundantes carteles (una amiga mía todavía recuerda que fue la principal contribuyente para sufragar aquel gasto), impresos a una sola tinta, negra, con un dibujo extraído de la portada de vuestro disco “Hacia la libertad” (de 1976), con los que embadurnamos el centro de la ciudad. Generamos una expectativa enorme entre mucha gente, jóvenes de entonces que poblábamos nuestros dormitorios con pósters del Che Guevara, que habíamos sufrido como en carne propia la caída de Salvador Allende y que nos exaltábamos con el repertorio completo de Víctor Jara, Quilapayún y, por supuesto, Inti-Illimani,

Aquella luminosa mañana de domingo llenamos el parque más importante de nuestra ciudad con un gentío adornado con pancartas y banderas. Pero a medida que se acercaba la hora de aquel ansiado encuentro el mosqueo de no saber nada de vosotros nos fue escociendo. Hasta que llegó la desesperada decisión de enviar piquetes desesperados a los dos cruces de carretera más importantes de acceso a nuestra ciudad (los teléfonos móviles tardaron años en ser imaginados), armados con pancartas improvisadas con un ruego escrito: “¡¡¡Compañeros de Inti-Illimani, paraos aquí!!!”.

Pero los Inti-Illimani no vinieron. Uno de nuestros “viejos” del Partido pudo improvisar alguna excusa poco creíble y un cantautor local pudo improvisar una breve actuación alternativa a vuestra lamentable ausencia. Y todo sin que las masas nos corrieran a gorrazos o algo peor a aquella pandilla de adolescentes que se habían lanzado a organizar un concierto de Inti Illimani, alentados por la incierta noticia de aquel regalo que se nos había prometido. Afortunadamente, vuestro concierto se anunció gratis.

Nunca llegamos a enterarnos de qué había pasado, de por qué no apareció Inti Illimani entre nosotros. Ni siquiera estamos del todo seguros de si alguna vez hubo un compromiso en serio de algo serio. Vivimos aquella aventura con algo de inconsciencia, dando por hecho que nuestra misión consistía en preparar el escenario y vestirlo con toda la admiración que os profesábamos. Nadie pensó que había que amarrar los detalles, que había que saber de dónde y cómo y con quién y cuándo exactamente vendríais. A nadie se nos ocurrió pensar que un concierto de Inti Illimani debería tener una cierta intendencia, un algo de ruido previo que debería tranquilizarnos y al mismo tiempo incrementar nuestra ansiedad. Nos lanzamos a aquella aventura, una más de las que vivimos en aquellos años de nuestra juventud, comunista y recién liberada del peso de la dictadura, con algo de embriaguez, como quien vive un sueño del que nos despertamos de un duro golpe.

Yo entonces tenía dicesiete o dieciocho años, más o menos los mismos que la mayoría de los camaradas con quienes compartí aquella frustración. Todavía nos dura.

En estas semanas nos hemos lanzado a otra aventura, la de recuperar aunque sea por una sola pero radiante noche, el contacto con quienes militamos en la organización local de la Juventud Comunista en aquellos años. Muchos de entre nosotros llevamos años sin vernos, sabiendo poco o nada de nuestras vidas, aunque cuando se produce un encuentro casual el calor de la amistad que fraguamos entonces se reaviva en cuestión de segundos. Nos hemos prometido un acto festivo y emotivo del que sabremos disfrutar. Nos hemos reunido ya varias veces el comité organizador. Y entre risas y recuerdos, todavía nos hacemos la pregunta de qué pasó con vuestro misterioso plantón.

Ahora os escribo mientras escucho un tema que suena y resuena desde vuestra web. Si este mensaje os llega a quienes formaban parte de Inti-Illimani en 1977 ó 1978 podría ser, contra lo que pienso, que pueda recordar si alguna vez estuvisteis en disposición de agrandarnos el alma a un puñado de jóvenes y a una enardecida masa de admiración en esta ciudad del sur de España.

Pero aunque así no fuera, si simplemente alguien de los Inti-Illimani de ahora mismo hiciera el milagro de enviarnos un simple saludo, unas cuantas palabras escritas desde una tierra que para nosotros sigue siendo un ámbito amigo, os estaríamos profundamente agradecidos. Sería una forma de sufragar una deuda que quizás nunca habéis sabido que contrajisteis, pero que sigue impagada al cabo de más de treinta años.

Desde España, con todo cariño, y en nombre de quienes todavía recordamos vuestra ausencia, os saluda:

Antonio Bernal

(Recibimos una respuesta-tipo, completamente automática, con la promesa de contestarnos. Es todo lo que tenemos hasta hoy)

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