¡¡ BIENVENIDO-A AL BLOG DE LA UJCE-RT !!

Entre los años 1975 y 1978 coincidimos en Jerez y en Juventudes Comunistas un numeroso grupo de gente. Nos hemos buscado durante meses. Entre ex militantes y simpatizantes de entonces, más algunos grupos de camaradas de ciudades cercanas llegamos a formar una lista de casi noventa personas, de las que cincuenta nos hemos reunido el Sábado 27 de septiembre de 2008... Así empezaba nuestro blog, pero ahora eso ya es historia...

viernes, 20 de junio de 2008

El escudito de Juventudes



Como dice el Férrum, entonces no había logotipos ni pins. Había escuditos.

La historia del de Juventudes tiene su miga. Hasta finales del 76 la cosa estaba clara: hoces y martillos sin discusión. Éramos comunistas identificados con nuestros símbolos y con una iconografía todavía anclada en los tópicos del realismo socialista.

Pero entonces el Partido introdujo un llamativo cambio de estilo. Quizás tratando de hacer visible su eurocomunismo, transformó el símbolo tradicional con un lenguaje icónico que era casi un anticipo del diseño de los ochenta. Mantuvo la hoz y el martillo, pero tratados de forma más conceptual y geométrica e inscritos en un perfecto segmento circular de cuarenta y cinco grados. Todavía hoy sigue siendo este logotipo el símbolo oficial del PCE.

Por su parte, la UJCE hizo un cambio de imagen todavía más radical. De pronto empezaron a llegarnos carteles y documentos (y un buen día un paquete con pins rojos y amarillos) en los que ya ni siquiera estaban la hoz y el martillo. En su lugar aparecía un perfil estilizado de la península ibérica, enmarcando una jota, una ce y una estrella de cinco puntas.

En aquellos momentos nadie advertimos que el cambio de imagen, como en el caso del Partido, era también la manifestación de un cambio ideológico y organizativo que empezó a hacerse patente con la IV Conferencia, celebrada en octubre del 76. La UJCE avanzaba hacia un modelo federal, con un creciente peso de las organizaciones o uniones territoriales, al mismo tiempo que comenzaba a enterrar el centralismo democrático y el leninismo. Poco después empezó a hablarse cada vez con más frecuencia de la Juventud Comunista, en singular, igual que ya venían haciendo catalanes, vascos y gallegos.

El escudito se convirtió en un quebradero de cabeza para quienes de vez en cuando nos veíamos en el brete de trasladarlo a banderas o pancartas. Mejor o peor adiestrados en la geometría simple de la hoz y el martillo, lográbamos a lo sumo aproximaciones más o menos fieles pero siempre desproporcionadas. En pintadas el resultado era un engendro simplemente irreconocible.

Hasta que llegó el que quizás fuese uno de los últimos momentos expansivos y felices de las Juventudes Comunistas en Jerez: la preparación de la manifestación por la Autonomía de Andalucía el 4 de diciembre del 77. En Cádiz, nuestras banderas fueron la envidia de los camaradas de toda la provincia, por el primor con el que habíamos logrado realizar la plantilla del extraño escudito salido de la IV Conferencia, que por aquel entonces nadie conseguía pintar decentemente y que ahora hemos rescatado y digitalizado para la UJCE (RT).

La imagen cayó en desuso a partir del I Congreso celebrado en mayo del 78. Allí se quejaron canarios y baleares del españolismo de un símbolo que los dejaba ausentes. Pero sobre todo en aquel congreso se desataron las corrientes que ya se habían hecho visibles en la IV Conferencia. La UJCE quedó definitivamente convertida en una organización federal con todas sus consecuencias. Poco después ya fuimos la Juventud Comunista de Andalucía y adoptamos un nuevo símbolo con la bandera verde y blanca adornando las siglas JCA.

Pero aquel proceso de modernización ideológica y organizativa no fue entendido por muchos de quienes habíamos crecido y nos habíamos formado políticamente en el seno de aquella organización. No sólo, ni principalmente, era una cuestión de discrepancias desde posiciones firmemente asumidas. Era el anticipo de lo que luego fue conocido como la época del desencanto. Nos fuimos yendo de un ámbito en el que ya se hablaba más de situacionismo francés que de marxismo y que apostaba por nuevas estructuras organizativas, más abiertas y menos exigentes ideológicamente, que ahora se definían como “colectivos” y que dejaban atrás y para siempre el viejo patrón leninista de las células que habían operado en la clandestinidad.

Significativamente, con los años la UJCE ha recuperado las viejas esencias ideológicas y, presumiblemente, también las organizativas. Al parecer hace unos años rehicieron su profesión de fe en el centralismo democrático. Y su imagen corporativa, tal como puede comprobarse entrando en su página web, también se ha retrotraído a la iconografía más tradicional de la hoz y el martillo tratados de forma realista, sin ninguna concesión a los juegos conceptuales que acompañaron, al mismo tiempo, a la crisis de finales de los setenta y al intento de adaptar una organización política entonces todavía potente a los cambiantes y maleables tiempos que se avecinaban.

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