¡¡ BIENVENIDO-A AL BLOG DE LA UJCE-RT !!

Entre los años 1975 y 1978 coincidimos en Jerez y en Juventudes Comunistas un numeroso grupo de gente. Nos hemos buscado durante meses. Entre ex militantes y simpatizantes de entonces, más algunos grupos de camaradas de ciudades cercanas llegamos a formar una lista de casi noventa personas, de las que cincuenta nos hemos reunido el Sábado 27 de septiembre de 2008... Así empezaba nuestro blog, pero ahora eso ya es historia...

viernes, 20 de junio de 2008

Proletarios del mundo...


La principal razón por la que abandoné la Joven Guardia Roja para ingresar en Juventudes no fue la solvencia teórica y la capacidad dialéctica de Ramón Calvillo. Fue la impresión que me produjo aquella manifestación contra el paro (debió ser a principios de enero del 76), organizada por Comisiones Obreras y alentada por la organización local del Partido en Jerez.

Con Franco todavía caliente en el Valle de los Caídos, el PTE y la JGRE nos habíamos lanzado a la convocatoria de una huelga general y una gran manifestación por la amnistía y las libertades democráticas, en la que había creído con toda firmeza que sería el golpe definitivo contra lo que quedaba de dictadura. En la Plaza del Arenal logramos reunir a dos o tres docenas de estudiantes del Coloma y de la Escuela de Magisterio, disueltos con el breve empuje de un par de grises, y nos terminamos de retratar para la caída en bloque que sufrimos unos días después.

Para entonces llevaba varios meses convencido del revisionismo infame del PCE y de la superior capacidad de mi partido para actuar en defensa de los intereses de clase de los trabajadores, a pesar de que no conocí a nadie que no fuese estudiante.

Y ahora me encontraba con una manifestación contra el paro, la primera de envergadura que nunca había visto, secundada por varios cientos de trabajadores y trabajadoras que salían a la calle con plena conciencia de estar desafiando las últimas defensas de franquismo.

Aquella imagen (tengo un claro recuerdo de Luís Flores, en la cabecera de aquella manifestación por la Plaza Esteve y el Gallo Azul) representó mi primera lección de pragmatismo, el primer escalón bajado (o subido, según se mire) desde la ideología a la política. Estaba ante la expresión de una estrategia calculada para hacer más daño que la sola predicación de la amnistía y las libertades democráticas, que había sido la única arma con la habíamos tratado de armar aquella fracasada huelga general.

Pero sobre todo, estaba ante la evidencia de un partido, el Partido, donde sí había trabajadores.

Para entonces ya había desarrollado una potente vena obrerista, antes incluso de aquellas luminosas lecturas prestadas y ardientemente recomendadas por Antonio Sánchez (“te lees el Marta Harnecker y los Fundamentos del Leninismo… y eres un filósofo marxista”). En cierta ocasión casi humillé a Ángeles Comesaña, presumiendo del superior pedigrí de clase de mi familia, toneleros de cuatro generaciones, frente a las sospechas que siempre cabría proyectar contra un modesto tendero (este era el oficio del padre de Ángeles), a quien absurdamente veía como un representante genuino de la pequeña burguesía y potencial aliado del capital.

Después, ya en Juventudes, me sentí orgulloso de saberme camarada de gente como el Chema Flores, que a veces acudía a las reuniones con sus botas de seguridad de la fábrica de botellas. O de Toñi la morena, que se daba madrugones de vértigo y salía de estampida con el tiempo justo de entrar a toque de sirena en la fábrica de tabacos de Cádiz. O de Antonio el Barbas y casi todos los trebujeneros, que además de estudiantes del Coloma, echaban temporadas o peonadas sueltas como viticultores y andaban ya todos metidos en Comisiones Obreras.

Todos me insuflaban la confianza de sentirme parte de una organización que no sólo decía defender los intereses de la clase obrera, sino que era parte de la clase obrera y estaba hecha de clase obrera. Su superioridad moral no admitía dudas.

Con el tiempo he aprendido (o desaprendido, según se mire) que las cualidades morales y la posición de clase no marchan necesariamente al unísono. Hay trabajadores que son unos auténticos hijos de puta. Lo mismo que hay gente acomodada de nobles sentimientos.

Pero, quizás como un residuo de aquella vena obrerista de la que ya no presumo, sigo pensando que el poder y el dinero son un formidable estímulo para vencer los reparos morales que uno puede sentir antes de hacerle la puñeta al prójimo. Sigo convencido de que la gente bien suele ser más viciosa, más inmoral por naturaleza, salvo que sean fervientes cristianos e incluso a pesar de que sean fervientes cristianos. Y creo también que los pobres, hasta el umbral en el que la desesperación todavía no logra aplastar la conciencia, son menos cínicos y más proclives a la generosidad y a la solidaridad. Acaso por puro instinto de supervivencia. Acaso porque la inmoralidad suele ser un lujo que, por fortuna, no está al alcance de todos.

6 comentarios:

ferrum dijo...

Me ha inspirado tu entrada. Te contesto con otra. Me ha gustado la idea de hablar de la experiencia de cada uno. A ver si alguien mas se atreve.

Antonio Bernal dijo...

A mí también me ha gustado tu entrada.´

Efectivamente, sería buena idea proponer que la gente escriba algo contando al menos cómo entró en la UJCE y a partir de ahí lo que se le ocurra.

La Trini y el Eloy dijo...

Estamos sorprendidos de vuestra memoria. Nosotros la hemos perdido junto con el pelo, la vista,...
Hemos pasado un buen rato leyendo el contenido del blog ( lo hemos hecho - más que nada - por contradecir a Manuel sobre la lectura en internet).

Anónimo dijo...

Yo entré en la UJCE despues de una revisión de vida de JIC, la única que fuí, me pareció terrorifica...alcoholicos anónimos adolescentes, una tortura. A la salida el Ramon que ve poco pero lo capta rápido, me sentó en un banco de la la plaza del banco, valga la redundancia, y me dijo mu solemne "tu tienes que tomar una opción de clase", yo creo que le contesté "¿de que clase?" y me metí en este lio...

Paqui la rubita dijo...

Una historia más

Curiosa la pregunta ¿Como entré en Juventudes Comunistas? Después de dar muchas vueltas he llegado a la conclusión de que “Me encontraba en el sitio adecuado, el momento adecuado y con la gente adecuada”.
Lo de la ideología ya venia con la genética, mi abuelo era republicano,
y con su buen hacer y con un lenguaje psicopedagógico (era maestro de escuela por entonces) me describió la política con una historia muy curiosa.

Me dijo “ Paquita, la política es como un corral de cochinos, siempre hay dos grupos el mas fuerte y con mas cochinos en ese momento es el que llega primero a los corrales a comer el grano , mientra los otros menos poderosos se quedan a la puerta gruñendo para llegar a los comederos , pasado el tiempo y después de mucho gruñir empiezan a unírseles mas cochinos, estos claro está, de los del primer grupo que siempre se quedaban rezagados y no llegan como los primeros a los comederos por lo que ese grupo empieza cada día a hacerse mas fuerte hasta que consiguen desbancar a los otros, cual es el problema que estos empieza de nuevo con el ciclo ya que se dedican a comer y engordar sin preocuparse de los demás, y los desbancados a gruñir.

Y de esta forma el ciclo continúa, desgraciadamente con el tiempo, tengo que decir que la política principal se sigue pareciendo al corral de cochinos que describió mi abuelo.
(Últimamente, con Rajoy mas)

Aunque también he de decir que hay otros grupos que de alguna manera buscan otros intereses mas afines al la realidad y a las necesidades del pueblo.

Como podéis ver y a pesar del aspecto de pija que tengo (según comentario de dos camaradas (de los viejos) cuando me vieron aparecer por la comida) yo, ya era revolucionaria y de izquierdas incluso antes de nacer.

Por lo que no me extraña en absoluto haberme encontrado en ese tiempo, dentro de este fregao.
Si es cierto que participar, lo que se dice participar, alguna que otra pegatinada y alguna que otra reunión de poca monta, bueno si en la inauguración de la sede del partido comunista en la calle Juan de torres, la verdad es que era muy jovencita en ese tiempo, y tengo que decirlo, me sentía muy protegida dentro del grupo (Esos Herreros y compañía).
Eso si no me perdía los medios días o tardes en los caracoles tomando cervecitas, patatas bonilla y de vez en cuando, aceitunas. Con nuestro amigo Antonio (El camarero que llegó a formar parte de nuestro grupo con esa habilidad fantastica para hacer la cuenta).
Si que estuve en la puerta de la cárcel en el momento que dejaron salir a nuestros camaradas, por muchos motivos, que todos ya sabéis, pero en especial porque uno de ellos era Manuel Jesús Saldaña, mi amorcito de los quince años.

Se me están agolpando recuerdos y creo que tengo que parar, recopilare mas y os hare participe e ellos.

Chicos lo siento por vosotros pero se os ha metido una mujer en el blog,
Un besote enorme para todos.

Antonio Bernal dijo...

A Paqui la Rubia:

Lo primero, bienvenida al blog. Te cabe efectivamente el honor de ser la primera de nuestras camaradas que escribe en solitario.

Me ha encantado tu historia. Tuviste suerte de tener el abuelo que tuviste. Como nosotros tuvimos la suerte de conocer a gente como su nieta.

Sigue con nosotros-as, Paqui.

Un beso.