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Entre los años 1975 y 1978 coincidimos en Jerez y en Juventudes Comunistas un numeroso grupo de gente. Nos hemos buscado durante meses. Entre ex militantes y simpatizantes de entonces, más algunos grupos de camaradas de ciudades cercanas llegamos a formar una lista de casi noventa personas, de las que cincuenta nos hemos reunido el Sábado 27 de septiembre de 2008... Así empezaba nuestro blog, pero ahora eso ya es historia...

sábado, 13 de septiembre de 2008

El Bar del Chato


El Bar del Chato fue el lugar de encuentro del Grupo del Polígono, el primer núcleo fundacional de la Juventud Comunista en Jerez. Reposo de guerreros, mentidero y sitio donde más rápido llegaban las noticias importantes, allí se daban cita tanto los mayores del Partido (los hermanos Juan, Pepe y Antonio Pérez, Paco Godino, Juan García, Luis Flores…), como los jóvenes integrados en aquella primera célula (el Moqui, el Catano, el Beri, el Zorro, las “mañas” Fernandi y Rosa, Ginés Carrasco, Juan Pedro, Antonio el Barbas...). Más esporádicamente acudía también más gente del Partido y de Comisiones, sobre todo del campo.

Además de tribuna y observatorio de avatares políticos, había tiempo de cantar acompañados con la guitarra del Zorro. En el Chato probamos muchos la primera hamburguesa, totalmente made in Spain, con pan de barra de Viena y forma rectangular.

Del Bar del Chato partían expediciones para pegar carteles, hacer pintadas o tirar panfletos. Pero también para descubrir territorios tan ignotos como la última discoteca abierta en la ciudad, la venta más barata del entorno o la casa temporalmente vacía de cualquier amigo donde poder echar un rato.

Junto a la acera, como vigías sempiternos y leales compañeros, dos Seat 600, el de Fernandi y el del Moqui, siempre a disposición de los camaradas para lo que hiciese falta, transporte de personas incluido. El Renault 5 de Paco Godino anunciaba la llegada y sigilosa distribución del Mundo Obrero.

Al lado del bar, ya en plena barriada de San Joaquín, se acababa de construir un bloque de viviendas al que habían ido a parar varios militares profesionales del ejército del Aire, entonces acuartelado en La Parra. Eran gente amable que en las tardes-noches de verano se sentaban junto a nosotros en las mesas de fuera. Nos calaron enseguida. Pero eran gente abierta y discreta (los de aviación siempre han presumido conocer mundo), que hacían fácil la convivencia sin roces. Los tiempos estaban cambiando.

1 comentario:

Venelium dijo...

No estan todos los que son, faltan algunos que tambien se mojaron bastante, por ejemplo un 127 que mas de una vez tubo a la policia pisandole los talones...soy la hija de Juan el chico